
La creencia común de que los burós de crédito pertenecen al gobierno se desvanece si echamos un breve vistazo a sus antecedentes en el mundo.
Su origen fue en 1830, en Estados Unidos. Se les definió como Agencias de Reportes de Crédito (Credit Reporting Agencies) y eran empresas privadas con fines de negocio que surgieron como una respuesta al problema de la falta de información que tenían los bancos para conocer a sus clientes.
De las agencias que nacieron en ese tiempo, aún subsiste Dun & Bradstreet, que tiene raíces en la Mercantile Agency, establecida en 1841.
Estos más de 170 años de vida les han servido a los burós de crédito en Estados Unidos para definir muy bien su papel y reglas bajo las cuales deben regirse para lograr los mejores resultados, tanto para el que solicita un crédito como para la institución que lo otorga. Además, también han tenido tiempo para difundir su razón de ser.
En los tiempos en los que iniciaron estas instituciones, los reportes ayudaban a reducir el riesgo en los créditos mercantiles y comerciales que normalmente se otorgaban a los negocios.
Fue hasta el siglo XX, cuando los créditos personales empezaron a crecer en Estados Unidos, que surgieron los reportes orientados al consumidor. Esto no ha sido así en el resto del mundo, donde los burós de crédito empezaron a instalarse hace no más de dos décadas.
En América Latina, los burós de crédito se popularizaron a partir de 1989. Sin embargo, su entrada a México fue aún más tardía. Justo después de la crisis bancaria que obligó a la creación del Fobaproa, surgió Trans Union de México, en 1996. Y dos años después empezó a operar Dun & Bradstreet de México, para dar servicio de información del cumplimiento de las empresas que habían solicitado crédito.
En 2005 nace Círculo de Crédito, una Sociedad de Información Crediticia (SIC) que adicionalmente incorpora información de sectores que previamente no participaban en las otras sociedades, como los niveles socioeconómicos medio, bajo y popular.
Como en cualquier otro sector económico, los beneficios de la competencia se han hecho evidentes en una mejora de precios, más servicios y mejor atención al consumidor, pero sobre todo, en una mayor penetración del crédito.
Con el paso de los años la forma de funcionar de los burós de crédito ha demostrado sus beneficios, tanto para los que prestan como los que piden prestado e incluso para los gobiernos, que saben que un uso inadecuado de los créditos que se otorgan puede implicar una crisis financiera en la que se verían obligados a intervenir.
Gracias a estos beneficios, actualmente la consulta de reporte de crédito se realiza prácticamente en todo el mundo.
Síguenos en Facebook y LinkedIn para más contenidos sobre educación financiera.